30.11.07

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También estaban los pequeños agricultores, que también pasaban muchas privaciones. El pueblo estaba dominado por dos o tres bandos de burgueses o ricachones, que, junto con el cura, dominaban el pueblo y los hacían bailar a su antojo; no había ni derecha ni izquierda ni contra. Sólo el señorito tal, o señorito cual.

Según me explicaba mi abuela, que aunque era católica no se confesó más que cuando se casó y murió a los 96 años; decía que había conocido varias guerras y murió sin ver el tren y el mar y me temo que no subió a ningún automóvil.
Me contaba muchas anécdotas de cuando la guerra de los carlistas, que guerreaban sistema de los maquis. Llevaban unas escopetas de cañón largo de pistón, que se cargaba por la boca; primero se ponía la pólvora y después los balines bien atacada con una varilla de hierro. También llevaban un machete muy largo, para la lucha cuerpo a cuerpo. Una vez, requisaron los carlistas muchos víveres en el pueblo y caballerías, y tenían que pasar cerca de un grupo de facciosos, y para no levantar sospechas en la madrugada que tenían que pasar, envolvieron los cascos de las caballerías para no hacer ruido. En otra ocasión, el abuelo de mi padre estaba en Llosa, y él no pertenecía a ningún bando, se le presentaron los facciosos, doce o catorce, le obligaron a hacer la cena y después le hicieron llevar al hombro 15 litros de vino hasta Vall Major, donde tenían las fuerzas. Una vez allí, le pegaron y desnudaron, y tuvo que volver a la finca con un frío enorme y la distancia era más de dos horas.