10.1.08

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De pronto, parece que te has salvado de la masacre que ha habido durante el día, pero los problemas no acaban. Íbamos un grupo de siete en fila india, para no destraviarnos del espesor de la niebla. En esto que oímos unos voceríos, y era que estaba acampado el Campesino, y a todos los que cogían, los mandaban al Mansueto, a primera línea, entre dos fuegos. Nosotros, al ver el panorama, nos desviamos a la izquierda. Una vez superado aquel percance, empezaron las disensiones: que si arriba, que si abajo, y no había manera de ponernos de acuerdo. Hasta que yo me puse muy serio, y les dije: "Cada uno que haga lo que quiera. Yo me voy por aquí." Los demás dijeron: "Danos una razón. ¿Por qué quieres ir por aquí?". Y les dije: "Bajamos por una pista de la ladera izquierda de la cordillera de Corbalán. Al final, nos localizaron y cazaron los fascistas, de modo que, si vamos subiendo, vamos de cara a la cordillera, y la pista que hemos bajado queda a nuestra izquierda". Fue entonces que mi compañero, el otro chófer, dijo: "Yo me voy con Comas, que tiene una idea muy clara de donde estamos."