23.12.07

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Así iban transcurriendo los días, en medio de un descontento general, por la mala comida que nos daban los cocineros, y tres chicas que les ayudaban a fregar. Hasta que, un día, suministraron 4 o 5 gallinas para hacer un arroz. Pero lo hicieron de tan mala folla, que desbordó el vaso. Cogieron y cortaron un trozo de gallina para cada uno, y, a las 10 de la mañana, pusieron la gallina con el arroz, para comer a la una, que bajábamos de la mina. Claro, se hizo una masa con el arroz, y la gallina estaba cruda. Con que nos sentamos en la mesa, y yo fui de los primeros que me sirvió, y me encaré con el cocinero. Le dije que nos hacía un sabotaje. Entonces, un chico que era de Bilbao (era electricista), lo cogió por el cuello, y, si no se lo sacan, lo mata. Fue entonces que se encararon conmigo, y me pidieron por favor que me hiciese cargo de la cocina. Puse la condición de que ellos me llevarían leña, agua, fregarían, todo lo que pidiese. Entonces, yo les dije que para 35 personas que éramos, me bastaba yo solo, con las tres muchachas de ayudantes. Con que aquel día puse manos a la obra. Hice pelar patatas a todos los aptos, y las chicas friendo. Tenían unas ristras de chorizos, y les puse un palmo para cada uno, dos huevos fritos, y aún tuve tiempo de hacerles café.