15.2.08

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Así que las cosas iban siguiendo su curso, cuando, de la noche a la mañana, nos comunican que nuestra causa la habían desglosado del resto de los pueblos, y trasladado a Zaragoza como "Rebelión Militar". Así que, acto seguido, el día 15 de Octubre de 1946, nos ataron a los 17 y para Zaragoza.
En Lérida, los jefes eran muy tolerantes. Nunca vi que a ningún político se le llamara la atención. Una de las cosas que más nos preocupaba era que, algunos domingos, venía un cura muy pequeño vestido de blanco. Decía misa con una pistola del nueve largo al lado, que le sobresalía por la sotana. Nos clavaba cada mirada desafiante y provocativa; y, hasta que marchaba, estábamos inquietos. En cambio, el otro, ya muy mayor, parecía un bonifacio. Nos hacía examen de religión, y preguntaba: -"¿Cuántos dioses hay?". Y levantaba un dedo: -"¡Uno!". -"¿Y personas?". Te enseñaba tres dedos: "¡Tres!". -"¿Dónde está el Cielo?". Con el dedo apuntaba para arriba: -"¡Arriba!". "¿Y el Infierno?". Apuntaba para abajo: -"¡Abajo". -"Muy bien, aprobado".
Después, debido a la mala comida que nos daban, más bien escasa, hicimos un plante, pero duró poco; aumentaron la comida.