23.1.08

57.- La Hecatombe

Ya directamente nos fuimos al puerto. Y lo primero que me encontré fue el Jefe de la 25 División, que me llamó para que lo llevara al local de las Juventudes Libertarias. Fuimos allí a toda pastilla, subió de un salto, y me dijo que no parara el motor. Bajó al instante, y me dijo: "¡Ya lo tenemos todo perdido!".

El coche ya no lo pude entrar, y se me vino el cielo encima. Una avalancha de gente amontonada, de unas cuarenta mil personas, hombres y mujeres apiñados. Unos, que los barcos están a la derecha, como una tromba humana difícil de explicar, sin poder ni sentarse, ni acostarse, ni hacer sus necesidades; hasta que otras voces se oían: "¡Allá embarcan!", y todos apretujando por donde se oían las voces. Hasta que, por fin, rendidos, quedaban como estatuas, sin poderse tambalear para ningún lado, muertos de sed más que otra cosa.

Cada momento había alguien que se suicidaba -entre ellos, el Capitán del Estado Mayor de la 25 División, Máximo Franco, con el que había estado varios meses de enlace, y en el frente compartimos el mismo apartamento, junto con tres más de un pueblo medio destruido por la aviación y la artillería. Estábamos a primera línea-.




Foto: El barco Stanbrook, uno de los dos únicos que partieron del puerto de Alicante el 28 de Marzo de 1939, en los últimos días de la guerra. El barco iba escorado, con la línea de flotación hundida. Zarpó el 28 de Marzo a las 23 horas, con 2.638 personas hacinadas, entre bombardeos franquistas. El otro barco, el Marítime, salió con sólo 32 "personalidades" republicanas, aunque cabían muchos más. En el puerto quedaban decenas de miles de desesperados, abandonados a la represión fascista. La República agonizaba ante la dictadura.