28.2.08

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A los pocos días, ya tuve que contar con él por un caso muy especial. Resulta que habían ingresado en la cárcel tres del pueblo, y tenían que cumplir en la cárcel los veinte días de periodo. Así que lo comentamos con Antonio Soler y otros, y por fin decidimos a ver si había alguna posibilidad de ir a verlos.
Con que al día siguiente le tocó servicio al sr. Trullens, que estaba en el sitio de Valdivieso. Fui a hablar con él para verlos, y accedió enseguida. Con que nos condujo a la celda, y estuvimos cerrados toda la tarde. Por cierto, que los tres eran Pere el Sastre, Jacinto el de las Blancas y un asturiano. De modo que, por mediación de mi hermano en la comunicación, les mandamos las inquietudes de su estado a sus familiares; de lo contrario, no hubieran podido ponerse en contacto con la familia hasta haber cumplido los veinte días del periodo sanitario. Por cierto que, a pesar de que nos arriesgamos la condicional y la redención al encerrarnos en una celda de tres incomunicados, lo que estaba bastante castigado, cuando salimos en libertad, hubo uno de ellos al que no le merecimos ni el saludo, como si no nos hubiésemos visto nunca.