6.1.09

148.- Navegación fluvial

Antiguamente, el medio de comunicación que había era la cuenca del Ebro. Después vino el proyecto del ferrocarril de la vía del centro. La vía fluvial consistía en unir Amposta y Zaragoza, y el punto centro era Mequinenza. Aquí ya había taller de llaüts y lanchas, que los montaban a las orillas del Ebro.

Llaüt
Sobre unos maderos montaban los esqueletos del barco y, a base de fuego y agua, iban doblando las tablas y colocándolas al llaüt. Cuando ya las tenían colocadas y sujetadas a las costillas del llaüt, las juntas las estopaban (con estopa, o sea, esparto deshecho) con una especie de escarpi ( o cortafríos) y una maza de madera. Iban picando, sentados en una banqueta. Una vez terminado el barco, procedían al alquitranado. Lo ponían a hervir con unos calderos, e iban embadurnando con el alquitrán. Y así se terminaba de calafatear (de ahí les vino el pseudónimo "Calafat"). Pero los más antiguos eran los Rayet. De muy pequeño conocí al abuelo Bernabé Rayet, que era el jefe. La mayoría de los obreros que tenía subían de Tortosa. Recuerdo que tenía uno que se llamaba Ricardo Abelló, que cuando se formó el Club de Fútbol Mequinenza era el mejor puntal (le llamaban "el negro", porque trabajaba de sol a sol).

Los llaüts subían tirando por una soga muy larga (llamada saula o sirga), que iba controlada por el timonel o patrón, que era el jefe de la cuadrilla. El llaüt iba sorteando entre la corriente y la retorna que hacía a la orilla. La tripulación estaba compuesta por el timonel, el peón de confianza, delante a la sama con la barra para evitar cualquier desvío; y delante, por la senda, iban cinco hombres con muscleras con la saula pasada (las muscleras eran para que no les hiciese daño al hombro). El que iba delante era el más forzudo, y llevaba una vara o palo para protegerse. Le llamaban "el aliné". Los palos de los barcos que llevaban antiguamente eran mucho más altos porque tenían que salvar muchos chopos que había a las orillas. Medían más de 30 metros. Cuando hacía bochorno o garbinada, montaban todos al llaüt, desplegaban la vela y a descansar.

En la bomba de la Huerta Vieja, para aprovechar el agua, hicieron la enclusa. Era un paso de unos 25 metros, y la abrían en invierno. Para el verano, montaron un azud. Las temporadas de verano las pasaban moradas por la escasez de agua al Ebro. Los que les cogía la temporada de verano en Zaragoza tenían que buscarse jornal para poder sobrevivir, hasta que llegaban las crecidas.

A principio del siglo XX, el señor Jorge Algueró (Serero) revolucionó toda la canal del Ebro. Compró un macho tordillo, y lo engancharon a un llaüt. Fue tanto el resultado, que se terminaron los tiradores de la saula. Todos compraron machos y mulas grandes, y con tan sólo un peón para acompañar la caballería, les sobraba. De modo que la plantilla del llaüt quedó reducida al Patrón y tres obreros. Cuando subían cargados de género, solían poner dos caballerías. Algunas veces, cuando llegaban al paso de la Barca, iban sudados, porque habían subido corriendo. Entonces les tiraban una manta encima. Todas las empresas procuraron tener las cuadras llenas de caballerías.
Cuando remontaban con el barco y tenían que subir una cuesta o terraplén, el timonel gritaba: "¡Amolla saula!". Entonces el timonel iba recogiendo la cordada que se alargaba. El macho no se paraba hasta que reducían saula.

Cuando se hizo el proyecto del ferrocarril, las primeras medidas que tomaron fue el paso por la ribera de Mequinenza hasta Fayón. Pero resulta que había una persona influyente en el término de Fabara, e influyó para que lo hicieran pasar por la estación de Fabara, que está a 15 kilómetros, sin ninguna especie de comercio de ninguna clase. En cambio, en Mequinenza ya despuntaban las minas, que daban una materia de primera necesidad.


Foto: Llaüt a vela. Fuente: Asociación Cultural Llagut.