Después de aquellos acontecimientos, Caspe quedó más tranquilo, a pesar de que sufrió mucho en la toma de la ciudad. Por cierto, el capitán de la Guardia Civil, Negrete, implantó un terror mucho peor que el de la Brigada de la Muerte. Las fuerzas de la República entraron por la calle del Coso, la del Cuartel y la de la estación, y el grueso de las fuerzas de Negrete las tenía en la calle del Coso. Y después de un fuerte tiroteo, saltó el capitán la barrera, llevándose a la viuda de la Torre por delante, para protegerse del enemigo, con la pistola en la mano tirando tiros. Pero, en décimas de segundo, le hicieron señas (a la viuda) que se agachase, y un militante de la FAI, que era muy pequeño, le pegó un tiro con fusil y le levantó la tapa de los sesos. Entonces ya se rindieron enseguida, y la mayor parte de Aragón hasta el frente de Belchite, que nos costó mucho esfuerzo conquistar toda la ancha franja. Allí en Caspe, al desparecer la Brigada de la Muerte, continuaba todo como normalmente, sólo que había una cantidad de milicianos que esperábamos la armas, que era desesperante. Todos queríamos ir al frente, que aquello se consideraba retaguardia.
Fue para primeros de Agosto que vino un grupo de personal venido de las retiradas del Norte, y los agregamos a nuestra centuria, que se titulaba "Aguiluchos Feroces", aunque de feroces no teníamos nada.
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