22.12.07

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Al día siguiente fuimos a lavarnos al río, porque no tenían agua en casa más que para beber. En el río había unas mujeres lavando. Fuimos con un compañero para que nos dejasen el jabón para lavarnos, y nos lo negaron. Mi compañero les dijo que prefería lavarse con un canto antes que recibir un favor de un fascista.

Después nombraron un cocinero y un ayudante, que no tenían ni puñetera idea de la cocina. También nos mandaron un italiano, que decían que había emigrado de Italia por sus ideas libertarias (no era mal elemento).
El segundo día nos mandaron al Cabezo del Lobo,en Belchite, que estaba ocupado por los fascistas. Nuestro grupo iba cargado con picos y palas, y así como conquistaban un palmo, nosotros hacíamos un hoyo detrás. Pasamos toda la noche con intercambios de tiroteos de fusil, ametralladoras y bombas de mano. Al amanecer, apareció una avioneta que conocía mucho el terreno. Dio unas cuantas batidas por allí, y se rindieron luego. Sin descansar, por la noche, nos mandaron atrincherar toda la cúspide del Cabezo Lobo. El terreno era piedra viva, que picabas y saltaba el pico. Al día siguiente, decidieron construir una mina de ciento y pico de metros, con tres brazos más para emplazar una batería del 7,50.

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