7.1.08

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Después fuimos a cenar a un hotel de categoría. Y así pasamos unos días por Barcelona, yendo de aquí para allá. Hasta que llegamos a Alcañiz, y allí me detuvieron. Llegamos al control, y nos tiraron el alto. Mi compañero, que era muy tuno, me dice: "Bájate, que voy a aparcar el camión". Y tan buen aparcamiento que marchó, y yo quedé detenido. Eran las dos de la tarde, a pesar de que aún no habíamos almorzado, cuando se presentó Líster, que era el jefe de la 27 División y era comunista, empezó a hacerme preguntas y a amenazarme de mala manera. Yo, haciéndome el plan del bonifacio y que no sabía nada. Me pidió la documentación, y le di los dos carnets que tenía de conducir, uno del Ministerio de Guerra y el otro de lo Civil. Con que me los retuvo los dos, y me dijo que estaría allí hasta que me viniese a buscar mi compañero. Y que no intentase nada, porque había dado orden de que me pegasen un tiro si intentaba algo. Así estuve, en un rincón, sin pestañear, hasta las tres de la madrugada. Entonces volvió Líster. A mí se me vino el mundo encima cuando lo vi, porque estaba indefenso. Pero me dio los dos carnets y me dijo: "¡Antes de dos horas os quiero aquí!". Y me dejó marchar. Yo me fui directo al convento, que era donde tenía la base, y allí no había nadie. Todos habían marchado. Así que, dando vueltas por si veía algo, oigo "¡chit!", y me di cuenta que era mi compañero.

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