Después, venía la Semana Santa, y qué de preparaciones, limpieza, flores, cuadros, sacar el Santo Cristo, formaciones y desfiles haciendo prácticas, pasando por los salones para ver los que querían comulgar. En resumidas cuentas, comulgaban los funcionarios y oficiales, el coro Capilla, y algún que otro chorizo, y aquí se acababa todo.
Cuando estaba de jefe de servicios Valdivieso, Torrero parecía otro. Un grupo de la CNT formado por Benegas, Domínguez, Félez, Muñoz, Angel María de Lera, A. Oliver y yo, formábamos "la República del Café". Eran unas tertulias muy amenas, que yo consideraba muy instructivas. Yo les debo a que tomase tanto interés por el estudio.
Angel María de Lera siempre resaltaba el tema de que el gran defecto de nuestra organización era que la militancia era semianalfabeta; y que, por falta de inteligencia, tuvieron que dar cargos a gentes que eran de la Quinta Columna, que fueron los que nos arrebataron la victoria.
Era un hombre de ideas muy claras. Un día, convino que una tarde leería, en presencia del jefe de servicios Valdivieso, una obra de teatro titulada "La Novia del Viento". Estuvo más de tres horas leyendo, en tres actos. Cuando terminó, fue una ovación inmensa. A muchos se nos saltaron las lágrimas. Al jefe de servicio, también.
Siempre decía que, cuando saliera, escribiría un libro sonado, del que se hablaría. Y así fue. Escribió "Las Últimas Banderas", que ganó el premio Planeta. Escribió muchos más.
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