Y sin más, dijo: -"El Jefe del grupo será el capitán. Yo y otro, tenientes. Tu y otro, sargentos." Yo me quedé de piedra.
Entonces, le dije: -"¿Con quién lo habéis consultado?"
-"Oh," -dice-"lo hemos dispuesto así."
Yo sabía que, para la guerra, no me merecían confianza. Ni siquiera conocían un arma. En cambio, yo era tirador de primera de ametralladora y fusil. Y conocía muy bien la pistola y morteros que teníamos en la compañía cuando estaba en la mili. Y sabía que, ellos, los conocimientos guerreros eran nulos. Así que aquella noche no dormí.
Al día siguiente, fui abajo al pueblo de Híjar, y estaba mi primo Mariano Estruga, y le planteé la situación. Y ya me dijo que no me moviera. Fui fuera a recoger mis cosas y a despedirme. El disgusto del grupo en general fue mayúsculo.
Así que ingresé en el Cuerpo de Tren de la 25ª División. Con que me pusieron como engrasador de coches, y yo no tenía ni puñetera idea de lo que era un coche. Con que formaron un grupo con un coche taller, e íbamos por los pueblos de las avanzadillas que ocupaba la 25ª División.
Yo repartía grasa por todas partes. Había veces que engrasaba hasta los tornillos. Entonces, nos trasladaron a Samper de Calanda, y el coche taller se deshizo, pasando a taller fijo.
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