Una vez, se dio un caso muy singular. Cargaron el barco de trigo para Tortosa y, al llegar a la Lliberola, que está a media hora andando, perdió la serva del timón y desapareció bajo el agua. Creo que se salvó un peón cogido de un remo.
El río hace una curva cerrada y baja con mucha pendiente. Yo lo miraba muchas veces cuando bajaba crecido, y causaba pánico ver las olas de metro y medio de altas, y como se desviasen de ellas, eran caput. Tenían que remar a tope para salvar las olas. De toda la canal del Ebro navegable, era a la que más miedo tenían los navegantes.
Durante varias generaciones, la finalidad de la Vallcorna era el punto de partida o centro de acollida entre los Monegros y la canal del Ebro. Los llauts subían por el río por etapas de unos veintitantos kilómetros diarios. Salían de Mequinenza río arriba hasta Zaragoza, y pernoctaban la noche en la Vallcorna. Y así subían toda la canal del río.
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