6.12.07

8.5

Después, empezaron a mandar tractores, motores, caballos, alquilaron varios pares de mulas, que se dedicaban a rellanar las tierras. Había brigadas de hombres de los Monegros, de Fraga y de otros pueblos, que iban cavando todo el soto de la ribera, de una longitud de unos 10 km.
Rellanaron una gran cantidad de hectáreas e hicieron una planta de árboles diversos de muy buena calidad. También usaron una plantación muy especial. Plantaron olivos arbequinos, alternados con almendros del desmayo y, en medio, viña clase macabeo. Abonaron mucho el terreno, y les dio un resultado fabuloso; cuando los olivos empezaron a rendir, la viña y los almendros ya llevaban de mucho antes produciendo. Muchas veces también traían mujeres, que pasaban la mayor parte de la vida nadando. Nadaban tres o cuatro kilómetros río abajo, desnudas a pelo; armaban una algarabía que no había quien les entendiese.
Una vez, vinieron a segar con una máquina engabelladora, delante de lo nuestro. Tenían un campo de avena muy majo. Vino el Gustavo con un caballo loco. Enganchan el caballo y, al oír el ruido de la máquina, echa a correr, se desengancha de la máquina, y la máquina y Gustavo fueron a parar al río. Suerte que había poca profundidad, y pudo salir bien.

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